¿Abuelita, usted se imagina cómo es llegar a la muerte?
Disculpe que la interrumpa, me pregunto, ¿Usted sabe, abuela, que esa manzana que está por comer esta compuesta de un 84% de agua y el resto, otras partículas que se encuentran en la tierra que está pisando con sus pies?
Imaginaba... Piense usted que, al igual que la manzana, su cuerpo tiene un gran porcentaje de agua. ¿Ha imaginado la vida de esa molécula de agua, abuela? Un día fue una nube que atravesó un continente, miles de kilómetros en los cielos, otro día es el río que bajó de las montañas, más tarde será el agua que fluye por las acequias, alimentando los manzanos y el fruto que ahora está en sus manos. Posiblemente, si la dejo comer en paz, termine en su cuerpo. Pero esa es solo la historia reciente, además, piense usted que esa ínfima molécula de agua podría haber sido un arbusto que alimentó dinosaurios, un vino que bebió Buda a escondidas, una gota de sudor en la frente de María Magdalena o quizás un riñón de Hitler. Más aún, los átomos de esa molécula de agua conocen el principio del universo, han viajado una dimensión espacial imposible de imaginar para nuestras mentes. Han visto crecer al planeta y posiblemente lo vean morir... ¿Se da cuenta usted, cuanto estaría comiendo en ese bocado? Notará bajo esta sencilla reflexión que todo su cuerpo está formado por la misma materia que inició hace quien sabe cuantos millones de años, toda esta existencia material en el universo. Pero no se preocupe agüela, a mí me pasa lo mismo cuando abrazo las piedras.
Me encantaría pensar que mis átomos serán partículas en las nubes que cubran los cielos por milenios durante una futura Era de Hielo provocada por la erupción de un supervolcán o un cataclismo polar y que siglos más tarde serán una planta que alimentará una nueva especie de vida que habite el planeta.
Que sé yo, es gratis soñarlo. Además, debería ser memorable para nosotros, porque en la memoria de nuestra materia ya lo hemos sido todo doña y lo seremos. Nada se pierde, todo se transforma. Eso es una ley de la física. Abu, ¿Ya se dio cuenta verdad? Estamos llegando a la muerte desde siempre porque no existe, es una transición continua, quizás debamos entender un poquito de humildad existencial y notar que somos un conjunto de partículas a las que se les ha otorgado el honor de observar y sentir por un rato nomás. Es una posibilidad. ¿Por qué no? Además es un ratito de vida. Asinito, casi que no hay necesidad de ponernos nombres.
Yo no me preocuparía por morir, más bien lo afrontaría con gracia. Es la manera más noble de honrar al milagro que le ha dado vida y conciencia a este conjunto de partículas. Después, qué pasara con la energía milagrosa que hace vivir estos átomos, vaya uno a saber. Ese temor de nacer y morir es un error conceptual que con un poquito de humildad existencial verá que también somos o seremos estrellas brillando para algún planeta lejano que nos observe miles de años más tarde cuando el reflejo de la Luz de sol llegue hasta esas latitudes del universo, y que quizás noten que alguna vez tuvimos formas de vida mirando hacia allá con emoción y posiblemente todos extintos. Quizás nos devuelvan una especie de sonrisa ¿Qué romántico no? Siempre sería meritorio agradecer en este momento lo observado y lo sentido, como noble partícula observadora y sensible, parte de todo el conjunto, sin más ni menos jerarquía que cualquiera de la totalidad de sus partes. Sonreír a las estrellas es un buen gesto.
Le propongo que abrace esa manzana con gozosa alegría antes de brindarle una crujiente y sabrosa muerte, agradeciéndole el sacrificio de transformarse en usted, apreciando la existencia divina en ella y la respete como antiguos seres primordiales, elevando el máximo culto a la mutación inmutable del universo material y quizás, quien le dice, eso logre que un día se despierte la mente que nos está soñando y se acaba la proyección de la película. Al fin esa sería una verdadera muerte final. ¿Se imagina abuelita, un Hollywood existencial donde se crean los universos? ¿Hollywood? ¿Madera sagrada? ¿Quien será el carpintero?... ¿Abuela? ¡Blanca Rina! ¿Me estás escuchando?!... Uy! No, otra vez te colgaste abu...
Me voy a clases, nos vemos mañana.
Te amo abuelita. (Beso)
Me voy a clases, nos vemos mañana.
Te amo abuelita. (Beso)

Genial
ResponderEliminarChango Seductor de nubes!!! abrazado !!!
ResponderEliminarMuy bueno !
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHonrar en cada cosa, el ciclo sin fin, muy bueno, gracias.
ResponderEliminar