Camino por los arenales de isla larga en un tenue anochecer de luna llena. En paralelo al río hay un arroyito que cobra un brillo especial con la luna, entonces algo en mi decide tomar de esa agua. Mientras el reflejo de la luna encandila mis ojos, levanto con mis dos manos unos frescos sorbos de agua lunar. Apenas la tomo comienzo a sentir el mareo, no puedo evitar el sueño que me provoca, entonces en los pocos segundos que tengo aún despierto, logro sentarme entre los yuyos dónde hay una vaca pastando. Me recuesto observando la luna y la vaca llega hasta mí, mirándome a los ojos, abre su boca y con su aliento termina por dormirme profundamente.
Cuando despierto, aparezco en un extraño infinito desierto de arena y mar. La sensación es extraña, esto no es un sueño, es en realidad, la única realidad. Entonces pensé que toda mi vida como la entendía no era más que un sueño. Sentí una profunda y romántica angustia. Una mentira que extrañaba y que jamás podría volver a habitar, como esas sensaciones que nos dejan los sueños por la mañana, un poco dudando de todas las realidades que podríamos habitar. ¿Cómo podría vivir aquí? Este lugar es tan infinito y solitario. Entendí la soledad de dios y pensé que el sueño de mi vida anterior había sido tan solo una búsqueda de compensar este estado. Toda una creación para sanar lo incurable del universo.
De repente, entre mis reflexiones, sucede algo extraño. En el horizonte comienzan unas luces raras, a gestar algo parecido a unas auroras boreales de colores rojizos pero muy inquietas. No puedo entender qué emana esa luz desde el horizonte, pero está aclarando y es inminente. Lo primero que logro ver es una silueta de algo cristalino y traslúcido que disipa la luz del sol a través de su cuerpo. Es increíble lo que estoy observando, jamás pensé que existiría una luna de agua, es una esfera, una gota gigante de agua, levitando en la galaxia a una distancia muy cercana de la tierra, esto es algo que mis palabras jamás podrán describir con claridad. Es hipnótica y conmovedora, no puedo parar de admirar lo que veo. Está tan cerca de la tierra que su desplazamiento es rápido, cómo si estuviera un paso más allá de las nubes más lejanas, en poco tiempo logra llegar a la altura del sol y el eclipse que logran ambos se convierte en una lupa gigante, todo esto que parecía una exótica manifestación del universo comenzó por mostrar su lado más oscuro y hostil. Un rayo de luz solar que atraviesa la luna comienza a calentar el mar como si estuviera en un sauna gigante. Los mares primero ascienden en ríos de vapor que se elevan con una velocidad increíble, pero luego se transforman en huracanes de dimensiones extravagantes que ascienden con el agua y atraviesan la atmósfera hasta encontrarse con la luna de agua y seguir incrementando su tamaño.
El calor y la humedad es tan intenso, asustado y desahuciado, siento mi cuerpo deshidratado. Todo está sucediendo tan rápido que no alcanzo a entender bien el sentido. ¿Porqué estoy aquí? ¿Para qué?
Camino entre la sequía de un infierno inhóspito, de la tierra donde había agua, salen unas pequeñas criaturas de ojos rojos y negros, son los duendes del fuego, puedo verlos regocijando en carcajadas perversas de satisfacción y celebración. Percibo que al fin esta sucediendo algo que están esperando hace mucho tiempo. Todos los duendes liberan sus canoas amarillas y entre saltos juguetones y diabólicos caminan hacia el centro de los mares, decido seguirlos.
Luego de muchas horas perdido al fin puedo entender de qué se trata. Al evaporarse los mares en este desierto, puede verse el portal secreto que esconde esta realidad. Hay una especie de alga luminosa que resguarda una antigua caparazón de tortuga del tamaño de una montaña. En la entrada hay un cráneo de una vaca con ojos de búho que recibe a quienes deciden acceder. La intensa mezcla de calor, ansiedad y curiosidad no pueden esperar más, quiero avanzar hacia el portal. Los enanos que llegan hasta la puerta le ofrecen sus secretos cómo sacrificio y agradecimiento. Pues es imposible cruzar este portal sin verdad pura. Solo un demonio puede desvestirse a si mismo. Entonces noté que debía evidenciar toda mis oscuridades.
Solo así sería capaz de cruzar este portal y no morir aquí.
Solo al convertirme en mi demonio podría ingresar quien sabe a donde. Aunque puedo ver y entender esto, camino y camino pero no logro ni siquiera acercarme al portal, es como un oasis que se aleja más cuando trato de alcanzarlo. Comienzo a entender que solo puedo acercarme a medida que empiezo a verme a mi mismo, el caminar se vuelve un espejo oscuro dónde mi propia noche me sumerge y dejo de mirar el espejismo para observar mi verdadero reflejo. Los duendes me miran y se ríen a carcajadas, lo gozan y en un lugar de mí puedo entender porqué lo hacen. Todo tiene un peculiar sentido que logra entreverse pero no definirse, solo mi intuición es capaz de guiarme entre tanta oscuridad, poco a poco, de tanto hurgar las profundidades del anima, empecé a reírme con los duendes, entre carcajadas a saltar de alegría en el pantano del zupay, estoy en casa dije. Por fin, pude sentir las raíces abrazarme y liberarme como un demonio de entre las oscuridades del inconsciente.
Llegué al fin al portal, entre los últimos, con todos los tesoros que el cráneo con ojos de búho recibiría. Es difícil luego de un proceso tan oscuro poder liberarlos, realmente es una ofrenda muy poderosa. Por fin estoy al frente, el portal es tan grande y la oscuridad adentro de él es tan infinita. ¿Cómo podría?
El cráneo que cuelga de las algas luminosas que no conoce de tiempo, solo espera que logre juntar el valor de elevar mi mirada hacia sus ojos de búho para realizar el sacrificio final de todo duende del fuego. Me da miedo cruzar ahora este portal, a pesar de esta terrible sensación de muerte, calor, soledad y el inminente apocalipsis, no puedo soltarlo, no puedo. En el punto máximo de incertidumbre, emerge desde algún rincón de mi espíritu en forma de una energía sutil que cruza a través de mi columna vertebral y me eleva por sobre la oscuridad. Hay sentido. Entonces cuando por fin, junto el valor y decido dar el primer paso, todo sucede. La luna de agua ya tiene un tamaño tan grande que la gota logra tocar la atmósfera del planeta, entonces esta gran gota gigante revienta, es increíble ver esa masa de agua cuando se destruye y vierte gigantes océanos que caen desde el cielo, a esta altura el sol ya está en un atardecer rojizo, la imagen es alucinante, los rayos cruzan el agua y proyectan al cielo majestuosos arco-iris a través de un tsunami que baja desde el espacio exterior. Los colores invaden el cielo mientras toda el agua vuelve al planeta, cuando el agua impacta contra el desierto forma otra ola inmensamente gigante, es inminente, no me debo distraer con estos sucesos, tengo que salir o moriré aquí.
Entonces giro y por fin miro a los ojos de búho en el gran cráneo... Todo se congela por un instante, otra vez el mareo inicial, la vista se torna borrosa y luego quedo ciego, pierdo el tacto, el habla y un zumbido muy grave logra aturdirme, no puedo oír nada. No puedo moverme, no entiendo mi cuerpo, estoy atónito, perdido sin poder hacer nada más que contemplar mi conciencia. Para entonces, lo único que llego a sentir es un inmenso impacto en mi espalda, es la gran ola que llegó hasta el portal, sin embargo no es un golpe violento. Es curioso, el agua debería haberme matado con su inmensa turbulencia, pero no, puedo respirar su agua, la sensación es como el abrazo de amor más genuino que pude sentir alguna vez, cálido como si estuviera en el vientre primordial. El golpe de la ola fue un pequeño latido dentro del gran caparazón que puedo sentir aunque no goce de sentidos. Es un estado de conciencia en la pulsión inicial del entendimiento. Cómo si estuviera habitando el centro del sentido, el siguiente latido me despierta, abro los ojos en isla larga otra vez, puedo ver la vaca pastando cerca de mi. Vuelvo a oír, a percibir el planeta con mis sentidos, los aprecio mucho. Puedo ver la luna, una luna de tierra cerca de mi planeta, otra vez la sensación de irrealidad después de un sueño, ¿cuál es el real?... Sigo acostado, un estado de levedad invade mi conciencia y puedo entender por fin el misterio del pastar de las vacas.






