El partido se pierde 4 a 0 con esperanza intacta, sobre cancha gigante de tierra y piedra se desempeñan 13 muñequitos contra 14, solo atestiguado por los tibios 40 grados catamarqueños que desfiguran el paisaje. En un giro futbolistico, viaja un centro de rabona del Burrito Ortega que el Oveja Romanos peina levemente para que, por detrás y de volea, pueda acomodar en el ángulo el orgullo que reduce la ventaja. El siguiente gol con no menos magia se coló por encima del Alecito, luego de que Burruchaga juegue con astucia maradoniana un faul que Tato arriesgó cerca del área. Golazo culiao, se escucho bajito por detrás.
Como nadie quería buscar la bocha que se fue calle
abajo por el barrio, le tocó al más motivado por empatar. Así es que este
muñeco que relata fue quien, sin oxígeno y con el corazón como un bombo leguero, se lanzó tras la esfera de las obseciones. Lo que uno menos puede esperar al regresar con la
pelota es encontrar a los jugadores de ambos equipos ubicados bajo los arcos,
en posiciones egipcias, como si estuvieran acomodándose en un tetris casi en
2D. Nadie sale de la línea. Atónito entre el sospechoso silencio y mirando el espacio
libre exacto para mí en el arco, consulté casi agitando al resto de los muñecos
por el final del partido. Me parecía una injusticia futbolística el resultado y
a punta de orgullo quería concretar ese empate, pero alguien con la sonrisa de
Ronaldinho desde el otro arco me explicó que el juego se está por apagar y se reía a carcajadas. Amplió detalles, explicando que estamos en una Play 2 y que cuando esta consola empieza a apagarse hay que
acomodarse bajo los arcos, porque así se pliega la cancha. Primero los arcos
sobre el suelo y luego a la mitad y así subsiguientemente se descansa en una
consola apagada. El temor de morir o desaparecer de la interfaz hace que todos los muñecos se acomoden cada vez que sucede esto. -Ah, entonces estoy en
un sueño- reflexioné. - Que basura de sueño! Cómo no vamos a terminar este
partidazo?- . Recordé las instrucciones para un sueño lúcido, donde dicen que al
notar que es un sueño podés guiar algunos cambios en la trama y la forma del sueño. Así
que, con sed de al menos el empate, decidí transformar esto y les expliqué en bruto a los
demás muñecos que en realidad no estamos en una Play 2, que no son estamos en el año 2000. Les mostré que estamos en un
simulador de una PC del futuro que nunca se apaga, que no corrían el mismo riesgo que
en una play2. Entendieron que en el futuro las PC podían simular la play2 y los
llevé a explorar los confines de la dimensión de una PC.
Noté tristemente que el partido
jamás terminaría pues, mis compañeros estaban abrumados y desorbitados de los
límites de su existencia digital. Quizás no estaban listos para ir más allá del
simulador, les reventé la consola pensé tristemente. El Burrito ortega me miró fijo un instante con el acuso de coca en la boca,
sus ojitos me pedían en codigo de pestañazos un uvita. Supe que solo quería volver a jugar al futbol y
pensar que todo era un sueño. Ví que lo arruiné pero que no podía volver atrás. Asi que fuí más allá, atravesamos juntos caminando la gran papada de diego armando mientras el sonido ensordecedor del
“eeeeee” eterno, antes de una frase del d1eg0 nos conectó en la internet, como montados en el dial up. Así
viajamos el mundo digital viendo otros juegos y jugadores del mundo que juegan
en todo horario a cientos de juegos online, vieron la red que nunca descansa. Exploramos
la realidad virtual, las redes sociales y la inteligencia artificial,
construyeron paisajes que jamás soñaron. Totalmente convencido que era yo el
que estaba guiando esta aventura onírica, una carcajada de Ronaldinho desde
algún lugar que no reconozco me hizo notar que en realidad estábamos en un
video de Youtube, que todo estaba ensayado y se repetía cada vez que alguien
daba play en el video. Ante la desilusión de creer que controlaba el
sueño y toda la historia quedé con la misma mirada de vacío existencial del burrito ortega, como
los demás muñecos buscando un vinito para sanar toda desilusión de la vida.
Y aún así, siguió riendo Ronaldinho, cada carcajada es un
desvelo de conciencia que me atormenta y me sorprende. Entendí que además youtube ya era un antro en una
internet futura, que además era de dimensiones inimaginables al día de hoy y que este video se reproducía
porque unos arqueologos frikis del futuro estaban en un estudio donde
revisaban como eran los tutoriales de la época y otra carcajada de dinho me hacía entender que en esos tiempos el
conocimiento se incorporaba de una forma prácticamente inmediata y que los
tiempos y la forma de la información cambiaron para mi capacidad de comprenderlo. No podía
aguantar más. A lo lejos se escucha otra carcajada más de Ronaldinho que terminó por despertarme. Abrí los ojos y estoy en Siurana, paraíso de escaladores en España. A
mi lado, abrazado a Diana, amor de sueños, en una casa rodante que amanece todo
el paisaje, comemos rico, nos comemos rico, escalamos rico. Miro el paisaje y
pienso cuantas gambetas me comí y desato este nuevo miedo, porque quizás estoy en un videojuego del
futuro y realmente soy un viejo amargo, frustrado que no se dio la oportunidad
de disfrutar la vida y ahora lo acomodaron en una especie de realidad virtual para sentir un poquito, el éxtasis de las aventuras por este hermoso y
salvaje planeta. Ella se despierta, le doy un beso en silencio y aún sospechando
que estoy en la pesadilla, miro al rededor rogando no escuchar otra vez las carcajadas
de Ronaldinho.
